Yue Principiante
Cantidad de envíos : 7 Edad : 36 Localización : Argentina - Buenos Aires - Zarate Empleo /Ocio : Cineasta Humor : Amable, teirno y Romantico Fecha de inscripción : 23/02/2010
| Tema: Solos En Casa - (Yukito X Touya) Mar Feb 23, 2010 9:11 pm | |
| Solos En Casa -¡Ah! Yu… Yukito… san…-Sakura no pudo más que sonrojarse al ver a Yukito cuando estaba por salir- Ah… eh… ¡Buenos días! – -Buenos días Sakura-chan-Sonrío con aquella sonría tan calida y hermosa, deslumbrando aun más a la chica. Se inclinó frente a ella en la entrada para entregarle un pequeño caramelo y además otra hermosa sonrisa. -Aquí tienes… ¿Vas de salida, Sakura-chan? – -¡Gracias! –Le sonrío sonrojada, guardando el delicioso dulce entre sus manos apegándolo a su pecho- eh… Si, voy donde Tomoyo-chan porque iremos a un día de campo – -OH Ya veo… Espero que te diviertas- Sonríe y cuando estaba por ponerse de pie noto a alguien mas recargado en la pared del pasillo- ¡Oh! Toya- -Hola Yuki- Sereno como siempre, oculto una de sus manos en el bolsillo acercándose hasta los otros dos- Monstruo, ya deberías irte y dejar de estorbar- Sakura le miro ofendida y piso el pie de su hermano, sacando un pequeño quejido de su parte- ¡Nhg! -No arruinaras mi mañana, hermano idiota- Giro la cabeza en un gesto de ignorarlo y así poder regresar su atención a su amado Yukito- Bien… Yo me voy ejeje…- -Si, adiós Sakura-chan ve con cuidado- Sonrío haciéndose a un lado cuando la pequeña salía, despidiéndose desde la entrada con un suave vaivén de la mano- Sakura-chan cada día esta mas grande y linda- -Y gorda…-regresó al salón, dejándose caer sobre el sofá- Aun así hay muchos a los que tengo que alejar…- -Por eso digo que tienes complejo de hermano hehe… - -Cállate- Se acomodo junto a Toya, sin darse cuenta en la forma como este lo miraba. Ciertamente hace mucho que se había planteado esta idea. Yukito me gusta… Pero claro, muchas veces pensó que simplemente era curiosidad pero luego de un centenar de sueños húmedos, fantasías, etc. Lo veía algo crítico que conseguía quitarle tanto el sueño como el apetito y no podía seguir así toda la vida, así que lo aceptó. Tenía cierta atracción hacia Yukito, y no era ninguna sana atracción o pequeña, que no deseaba mas que hacerlo suyo para que así nadie lo tocase, pero… Era su amigo, no podía hacerle aquello y luego hacer como si nada, o decirle “Solo era esto y ya, ahora sigamos siendo amigos y como si nada hubiese pasado” no era la mejor opción, sobretodo por como quedaría el peligris después de eso, así jamás llegaría a perdonarse a si mismo. Existían mil opciones para hacer pero ninguna llegaba a resonar en su ágil mente y así al fin poder encontrar una solución a todo este embrollo que carcome cada milésima de segundos de su joven vida. -Oye Toya… ¡Toya!- -Ah... ¿Eh? –Reacciona ante el llamado, volteando a ver como el rostro de su amigo estaba muy cerca, sacando un imprescindible sonrojo de sus mejillas- ¿Q… ué pasa? –Aquello no era bueno- Aléjate Yukito… Aléjate… -Estabas como ido… ¿Sucede algo? ¿Dormiste bien?- -Si, solo que tengo algo de calor- Mentira. Aunque no del todo, ya que estaban sobre los 30 grados. -Si tienes razón ¿Puedo abrir tu ventanal?- Sonrió, recibiendo una respuesta afirmativa y así abrió el gran vidrio para ver como corría una pequeña brisa de aire- Así esta mejor…-Ríe ligeramente- -Bien mejor comenzamos a estudiar ya- Necesitaba distracción… -Si-Volteo a él y sonrió. ----------------------------------------°O°---------------------------------------- Ya habían pasado más de cuatro horas en las que estudiaban, palabras que salían de vez en cuando, miradas por parte de Toya que expresaban más de mil ansiedades. Un deseo incontrolable que pugnaba por aflorar en instantes. -Ahh… Estoy cansado -Resignado, buscando distracción, entregando descanso ligero a su cuerpo- Que tal un descanso? –Sonrió, deslumbrando toda la tarde con aquella hilera hermosa de perfectos dientes, y aquellos carnosos, suaves, delicados, tentativos, labios… -Si, iré por refrigerios y seguiremos después-El escape perfecto, el sudor reprimido deslizándose por su nuca simplemente no hacía mas que recordar su nerviosismo- No puedo creer que este así… Esto es difícil, en cualquier momento puedo reaccionar… - Mientras preparaba algo ligero y servía jugos para el sofocante calor, pensaba en todo lo que reprimía por estar encerrado entre cuatro paredes con el peligris. No podía evitar el deslizar de sus ojos a las inocentes facciones del muchacho, su suave y hermosos cabello, aquellos ojos tan perfectos en color… Todo, absolutamente todo llamaba su atención y no podía evitarlo. Sabía que en cualquier momento podía hacer una locura eso seria desastroso. Era su amigo, permitirse destruir una amistad así por sus ansias reprimidas era imposible. Utilizarle para saciar sus deseos carnales se le hacia un hecho imposible. Coloco las cosas sobre una bandeja y subió de nueva cuenta al cuarto. Sentía que se hacía difícil respirar a cada escalón, la simple idea de verlo tan indefenso estudiando, recostado, o loo que fuera, despertaba sus hormonas. -Vamos Toya, es tu amigo, deja de pensar en sexo por un segundo- Por mas que se recriminaba mentalmente poco conseguía calmarse. Abrió la puerta del cuarto, al fin, y lo que encontró le descoloco. El chico estaba completamente recostado, boca arriba sobre la cama, su rostro levemente ladeado a un extremo, el flequillo cubriendo parte de su hermoso y delicado rostro, el cual se mecía con la poca corriente de aire colada a través de la ventana y la brisa del aire acondicionado. Sus manos, una a un costado de la cabeza, sobre la cama, levemente flexionada, la otra ubicada a la altura de su pecho. Sus largas y bellas piernas estaban estiradas a lo largo de la cama. Esta hermosa imagen le hizo sonrojar a más no poder, estaba por botar la bandeja pero consiguió dejarla sobre la pequeña mesita. Reacciono cuando los labios de Yukito se entreabrieron para soltar un ligero suspiro. Sentía que le atraían, aquellos carnosos labios, que había descrito con anterioridad, le llamaban al pecado. Pero… ¡Un momento! ¿Cuando él estaba sobre Yukito?... ¿a centímetros de tocar sus labios?... Lo cierto es que había estado tan embobado mirándolo que su cuerpo había reaccionado por cuenta propia, o peor aun, había reaccionado tomando en cuenta su deseo reprimido por ya mucho. Podía sentir su calido respirar, embriagarse con el olor que desprendía, sofocarse por el calor emanado de su cuerpo, todo… todo en él le estaba mareado y obligándole a hacer cosas que no podía hacerle a su amigo. Su mano se poso sobre una de sus mejillas, muy lentamente, quizás su cuerpo también tenía la sensación de que si le despertaba todo se iría al fracaso, algo muy cierto y desastroso por sobre todo. El tacto suave y delicado con su mejilla provoco electricidad en su mano… lo simple de aquel acto era a consecuencias graves hasta el momento, entonces… No podía imaginar que pasaría si fuesen toques más excelsos… Inclinando su rostro conseguía sentir mas su aroma, achisparse de el… Contemplar su calido rostro. Pensar que aquel chico podía mostrar una simple sonrisa y dejar a más de uno desquiciado y no notarlo. Aunque más que tomar en cuenta la reacción de esos idiotas, Toya simplemente deseaba aniquilarlos uno por uno, esa sonrisa le pertenecía y no permitiría a nadie verla… Pero por lo visto, aquello era demasiado tarde. Dejo de hervir en celos cuando noto el rostro inclinado de Yukito y muy cerca del suyo, porque anteriormente se había acercado para sentirle y olerle. Ahora tenía sus labios sobre los del peligris, sin moverlos y manteniéndolos así. La suavidad que poseían se le hacia reconfortable. Tan calidos y le provocaba sentirse placido. Pero por estar pensando, soñando, con estas sensaciones, no cayo en cuenta hasta el ultimo momento de cómo los ojos de Yukito a estaban abiertos y le miraban de manera algo sorprendida. Se aparto un poco. - ¡Ah! ¡Yu… Yuki… Yukito! Yo… - Iba a levantarse por completo, pero unas manos se lo impidieron y pudo ver como esas manos se aferraban a su camisa, a la altura del pecho- ¿Yu… Yuki? – Veía perfectamente aquellos ojos, repletos de vergüenza por haberle detenido sin pensarlo, la duda que se reflejaba a la vez en ellos. Le hacía dudar, dudar demasiado y no dudar en cosas buenas. – Yuki…- Sintió a su amigo levantarse un poco, a la altura que el se había alejado, con los ojos cerrados y las mejillas teñidas de un gracioso tono rojizo, aunque ello no tenia mucha importancia cuando sintió que hizo todo aquello para juntar ambos labios, en un toque torpe y tímido. El pelinegro abrió los ojos asombrado. No caía en la impresión de que su amigo le estuviese besando. Sus dedos temblaban, al contenerse de abrazarle y tumbarlo, enseñarle verdaderamente como ser besado. Pero no reaccionaba, su cuerpo no reaccionaba a nada. Aunque estaba por mover sus manos para tocarle, se sorprendió al sentir como la suavidad y lo confortable de sus labios se iba, no pudo más que mirarle confuso. -Toya… yo… perdón…-¿Por qué se disculpaba? Acaso no sabía lo feliz que le hacía con el simple hecho de besarle… Pero no, claro que no lo sabía, no podía saberlo si no conocía aun los sentimientos del pelinegro- Yo… solo creí…- -Calla-Sentenció al momento de tomar sus labios, aprisionando sus muñecas y colocándolas sobre la cama, al tiempo que lo tumbaba en esta misma. Trataba de adentrar su lengua a la boca del menor, siempre quiso conocer el sabor de esta, recorrerla y devorar sus labios con lujuria hasta enrojecerlos. Ansioso estaba que no noto cuando por fin se encontraba en su cavidad, degustándola con su lengua por todos los rincones. Podía sentir los jadeos de Yuki ahogarse en su garganta. Era tan calido, pero mas que nada placentero. Podía memorizar cada rincón de ese exquisito sabor. Trasladarse de la hilera superior a inferior de brillantes dientes… Sus manos estaban enriquecidas tocando todo a su paso en la cintura del menor, pero querían mas, temblaban, sudaban en desesperación por tocarle y convertirle suyo, para que así nadie mas pudiese ponerle una mano encima. En torno a esto giraban sus pensamientos, debatiéndose en donde poder colar, escabullir sus manos para tocar directamente, sentir el calor que desprendía su piel, ¿Qué tan suave podría llegar a ser? Sus pensamientos se vieron interrumpidos, pasados ya segundos, casi un minuto, por el indefectible aire que rogaban sus pulmones. Separándose suavemente, como necesitando alargar mas aquel momento. Excitación. Era lo que sentía al momento de ver la súbita reacción del menor, le miraba con ojos deseoso, su pelo desordenado le daba la clara imagen de desesperación, frustración por algo lejano o prohibido, en este caso, que intentaba alcanzar con las manos que se apresaban a la camisa del pelinegro. -Yuki… Yo no voy a parar- Delicadamente quito los anteojos del menor, dejándolos a un lado de la cama, sus manos se recargaron en la misma para verle mas de cerca, respirando su calido aliento agitado consecuencia del beso. Esas calidas mejillas que en esos instantes recorría con sus labios le agradaban, la sensación que provocaba en ellos era inexplicable, pero simplemente no saciable. -Toya…-El susurro que salía de esos labios, simplemente le excitaba más, quería seguir oyendo su voz de esa forma, de aquella manera en la que nadie mas podía oírla. Sus manos bajaron en un recorrido hasta el tope de la camiseta ajena, que no portaba nada mas abajo que ella y aquello simplemente le facilitaba las cosas de una manera grandiosa, así el trabajo no sería tan tedioso. La alzo lo más que pudo para inclinarse y alcanzar con su boca el probar y usufructuar la suavidad de su vientre plano y extenso. Jamás había pensado que sería de esa forma, quería más. Ya alzada lo suficiente la camiseta, solo menciono un “levántate” y consiguió despojarla del cuerpo bajo suyo. Con sus dedos se dedico en tocar aquellos rosados pezones, disfrutando las reacciones del menor. Podía ver como se removía de la impaciencia y la sensación de sus falanges. Acomodándose de menor forma consiguió llegar hasta su cuello y besarlo, lamerlo y mordisquearlo, dejando una marca rojiza que no se quitaría durante un tiempo. El sentir como se erizaba y se calentaba su piel le traía un sentimiento de orgullo por ver su trabajo bien hecho. -¡Ahh! ¡To… Toya Ngh…!- Sus manos se aferraron a los cabellos del moreno, enredando sus dedos con impaciencia. Quería probarlo más, tocarlo, llegar a sentir y a ver las mas intimas expresiones del menor… No deseaba perder detalle y desperdiciar el momento que estaba viviendo y que por largo tiempo que se mantuvo aguardando. De pronto sintió como el mayor se quitaba de su cuello para bajar hasta la altura del pantalón, cuando en un segundo se vio despojado tanto de ellos como de la ropa interior. Sus ojos se abrieron nerviosos al verle acercarse peligrosamente a la dirección donde se encontraba su miembro. -Toya… Toya espera…yo ¡Ahhh…! – No pudo continuar al momento en que sintió la calidez de la lengua ajena recorrer su miembro desde la base a la punta entreteniéndose allí por el momento- ¡Ngahh…! ¡Ang… Ahh! ¡Ahh Toya!... Eso… Eso es vergonzoso…- Alzo un poco el rostro, mirándole de forma seria, el tono rojizo y los cabellos que cubrían el rostro del menor le entregaba una imagen excitante, demasiado excitante. -Puede que lo sea para ti… Para mi es delicioso el poder probarte, disfrutar cada extremo de tu cuerpo- Susurraba aquellas palabras contra su mejilla, lamiendo con su lengua esta misma de forma obscena y deseosa- Quiero tocarte por completo Yukito, tocar cada parte de ti…- Una de sus manos se encargaba de la labor de masturbar al menor, mientras la contraria atendía los rosados y ya erectos pezones. -¡Ca… Calla Ahh!... ¡Me avergüenzas…! – Con sus manos intentaba cubrirle la boca, pero solo conseguía terminar con ella húmedas por las lamidas que obtenía en cada contacto con su lengua. Sabía que desde un principio con el solo hecho de besarle terminarían haciendo todo aquello, pero ahora ya no había marcha atrás, hace mucho se había dado cuenta que deseaba hacer esto con el mayor. La voz ronca de este le aturdía, la avidez de sus manos le llevaban al delirio, la humedad de su lengua le daba el pase al mismo cielo… Todo, todo le estaba trayendo loco y delirando. Por estar en aquel estado fue que ni si quiera noto cuando un dedo del mayor se encontraba en su entrada, moviéndose circularmente, humedecido probablemente por la saliva del mayor y el pre-semen de su miembro. -¡Ahh! ¡Due… Duele! – -Shh… pasara, solo cálmate- Dicho aquello introdujo uno mas, abriéndolos en forma de tijeras para expandir todo lo posible aquella estrecha entradita- Estas apretando… ¿Te esta gustando verdad? –Sonrió pervertido, se estaba dejando llevar por el momento y dejando aflorar así todo lo que retuvo por tanto tiempo. -¿Qu… é? ¡Ahh… ahh!- No pudo continuar al sentir un tercer intruso, aquello le provocó cierta molestia al principio, pero al sentir la facilidad con que entraban y salían de su interior todo cambio. La sensación llego a ser tan placentera que movía sus caderas por más contacto, aquello no estaba siendo suficiente. Sonrió. El menor cedía a sus maniobras y comenzaba a contestar, un poco mas y lo tendría como ya tanto esperaba. Deseaba verlo gemir bajo suyo, oír su nombre salir de esos pecadores labios que lo llevaban directo al infiero postrado ante Salazar. Deseaba mancharlo, llenarlo de su esencia y deleitarse con la imagen, captar cada segundo de ella. Solo él… solo él… -Creo que ya estas listo…- murmuro con un tono algo divertido. Saco sus dedos y tomo las caderas del menor, acomodándose de mejor forma en que su miembro quedara presionando la entrada del peligris- Tranquilo… Voy a entrar ¿Ok? –Susurro de forma tierna, no estaba en sus planes lastimar a su amigo, moviendo su cadera consiguió adentrar la punta, sintiendo de inmediato un apretón. - ¡Ngh…! Relájate… Yuki- -N…o Puedo…- Su voz sonaba dolida, le estaba doliendo mucho. No podía evitar la punzante sensación que le causaba sentir como su parte mas intima y virginal, al menos hasta hace unos momentos, estaba siendo invadida con algo tan… tan grueso, que no podía pensar que entraría así de fácil, la sola idea le aterraba y causaba mas estreches en él. Sentir que le desgarraba por dentro producía la abrupta caída de las lágrimas por sus mejillas. El apego necesario de sus dedos con las sabanas no desahogaba en lo más mínimo los desesperos que llevaba su cuerpo. - Yuki… Yuki…- Llamaba con voz suave, claro sin evitar la pizca de deseo y de frustración por no poder dar un ritmo salvaje y satisfactorio a sus embestidas- Escúchame… Yuki, por favor…. Confía en mi-Una de sus manos se apego al tacto suave contra la mejilla ajena. Envueltos en lágrimas sus ojos se fijaron en los ajenos. No veía pizca de maldad en ellos, Toya jamás le dañaría ¿verdad? … -To…Toya…- Sus brazos desesperados, en un intento de conseguir apego y aferrarse a algo para evitar la dolorosa sensación, rodearon el cuello del moreno, gimiendo sobre su oído ante el movimiento. Sonrió feliz, demasiado… El menor confiaba en el y eso valía mucho… De forma delicada rodeo su cintura con una de sus manos mientras la otra servia de apoyo en la cama, moviendo así su cadera suavemente para entrar mas en el, ya que la sensación era deliciosa y podía mas que nublar sus sentidos. -Nhg…-Sonidos que afloraban de sus labios, el de la cama a cada movimiento en un intento por entrar cada vez mas a aquel soñado y deseado lugar. Toya se sintió en el cielo al momento que pudo entrar por completo, mas no se movió por miedo a lastimar al peligris. - ¡Ahh… Ahn! N…o – Enterró las uñas en su espalda, gimiendo adolorido. Era algo nuevo y no sabía como reaccionar realmente, simplemente era como si su cuerpo se dejara llevar. -Y... ukito- Su voz sonaba cargada de deseo, ronca, impaciente por embestirle salvajemente. Comenzó con unos movimientos suaves, procurando porque el menor se acostumbrara y no le doliera. Mas con el tiempo el ambiente se fue calentando, sus respiraciones iban de una forma muy acelerada. El rechinar de la cama era lo que mas reinaba en el “silencio” del lugar, y no olvidar que los gemidos de Yukito eran excitantes. Toya gruñía a cada instante de sentir como la entrada de su amigo se estrechaba y apretaba su miembro, creando una sensación tan deliciosa que solo le invitaba a entrar y salir con brusquedad de aquel apretado agujero. - ¡¡Ahh… Toya, no mas… no puedo!!...- Sus dedos ya rojos ante el apretón de la sabana, le miraba con lagrimas en sus ojos que aun se mantenían del dolor inicial pero perduraban por la excitación. - Aun no, Yuki…- Pronunció entre jadeos- Quiero tenerte por completo… Aun más… mucho mas Nh- Las manos del moreno tomaron por la parte posterior a las rodillas del menor, alzando así sus piernas un poco y embestirle con profundidad, impulsado por la punta de sus pies sobre la cama. - ¡¡Ahhn…!! ¡Toya no! ¡Ah!- Cerró los ojos, la profundidad de las embestidas le obligaban a hacerlo. - Quiero romperte Yuki…- Murmuro a su oído con una voz cargada con mas que deseo y desesperación. En un momento determinado, sintiendo que el miembro del peligrís comenzaba a gotear tomo su cadera y le coloco boca abajo, embistiéndole así desde atrás, sintiendo mayor profundidad. – Ngh… - Abrió los ojos sorprendido y confundido al verse boca abajo. - ¿Qué… ¡Ahh!- Su rostro choco contra el colchón, aforrándose de nueva cuenta a las sabanas al sentir su entrada invadida otra vez- ¡Ahh n…o Toya… no puedo…- La sensación cosquillante en su vientre le traería consecuencias pronto, mas no pudo correrse cuando sintió los dedos del mayor cubrir la punta de su ya húmedo miembro. - ¿Eh? To… ¿Toya que haces?...- - Aun no, aun no estoy satisfecho…- Inclinándose, y continuando con las embestidas, mordía y lamía su espalda. Sosteniéndose con una mano de la cadera ajena mientras la otra continuaba en la labro de evitar que el semen del menor saliera. Era como si la cama se rompiese el cualquier momento, las sabanas ya se encontraban demasiado húmedas y parte de ellas en el suelo. El acto que se estaba consumiendo se tornaba salvaje que hasta los labios de Yukito sangraban al ser mordidos con intensidad. El moreno no quería terminar, no deseaba que lo que llevaba esperando por mucho tiempo acabara ahí, y claro que lograría que continuara por mucho más. Su cadera se movió lenta, suave, esperando porque el menor fuera el que suplicara. Quien rogara por más y le pidiese embestirle, partirle, ensuciarlo y que quería más… -To…Toya… Por favor basta-Ladeó el rostro como pudo. El mayor le impedía venirse y eso le estaba frustrando, porque lo necesitaba. Su vientre tenía ala sensación de cosquilleo pero no podía acabar- ¡Ahh…! –Su mejilla se recargo contra la almohada, cerrando los ojos a cada embestida, mirando cuando podía la mayor con un ojo cerrado ante la intromisión. -¿Qué pasa Yuki? Si no me dices lo que pasa, no sabré que quieres…- Susurro con una voz cargada de deseo y traviesa a su oído. Su mano presionaba el miembro del meno sin destapar la punta. -¡Ahn! ¡Ahh Toya!- Era vergonzoso, no quería decirlo. El mayor estaba siendo cruel y le hacia pasar por debajo todo orgullo que tuviese su persona. Pero no aguantaba mas, deseaba venirse y no tuvo mas que hacer- ¡Nhg!...Nh- Volteo un poco el rostro para verle, entreabriendo los labios. -¿Mnh?-Le miro, con una sonrisa de medio lado, mordiendo su hombro sin dejar de verle y esperando por sus palabras. Su cadera se movía al mismo nivel apaciguado y tortuoso. -Po…Por favor- -Por favor ¿qué? – -Deja… Deja que me venga-Enrojeció más de lo que estaba, bajando la vista- No aguanto mas…- Sonrió satisfecho, tenía al menor donde quería y su actitud tímida pero deseosa solo el excito mas. Apartando la mano de su miembro le tomo del mentón con algo de brusquedad para voltearle el rostro y alcanzar sus labios de forma desesperada a la vez que le volteaba boca arriba de nueva cuenta, pero esta vez se enderezo atrayendo a menor sin cortar el beso, dejándolo sentado e sus caderas, apretando sus glúteos ayudándole a cabalgar sobre él. Lograba entrar mucho mas profundo que antes. -¡Yu…Yuki… escucha!- se separó jadeante del beso, mirándole de forma intensa. Ya no podía ocultarlo mas, con todo esto ya era tiempo de decirlo- Te amo…- Los ojos del peligris se entrecerraron, viendo todo borroso causa de las lágrimas que le inundaban en aquel momento tan asfixiante y excitante. Mas no podía creer lo que el mayor le decía, pero no veía señal de duda o mentira en sus palabras. Sus pensamientos cuestionados pudieron seguir cuando una profunda embestida le obligo q esconder el rostro en el hombro de Toya y enterrar sus uñas en al espalda de este, sacándole un ronco gemido. - Ngh…- Enterró sus dedos en la cadera del menor, ya no aguantaba mas ante la presión que ejercía el chico sobre su miembro. Pronto acabaría pero no deseaba hacerlo solo, así que tomo el miembro del menor agitándolo a la par de las embestidas sintiendo como ya goteaba mas de la cuenta y palpitaba apunto de vaciarse. -Ahh!... Me… me vengo Toya- Afianzo el agarre con su cuello y sin mas reparo se vino en la mano ajena, contrayéndose al momento de hacerlo. Apretando de forma inevitable el miembro enhiesto en su interior, llevando al mayor a sentir una sensación exquisita obligándolo a correrse en el interior de Yukito, llenándolo. Con la respiración agitada recostó al menor en la cama dejándose caer sobre el, cuidando de no aplastarlo. Tratando de regular su agitado respirar, pero sin detener la tarea que llevaban sus dedos de acariciar el cabello del pequeño. La cabeza de Yukito era un lío, después de haber hecho todo eso ya podía razonar con claridad las palabras del mayor. Le había dicho Te Amo y no supo que responder a eso, mas de solo recordar el susurro de esas simples palabras dejaba a su cabeza y corazón en un lió y un agitar sin control. Aun así ya estaba seguro, las reacciones de su cuerpo se lo confirmaban. -Toya…- Le llamó con voz suave, cansada, esforzando a su seca garganta a hablar- -¿Mmh?- El silencio del menor desde que acabaron le estaba haciendo entrar en temor de que lo había lastimado o no le había gustado. Alzo la vista enderezándose para verlo de frente y sentir como las manos ajenas tomaban sus mejillas, sintiendo la ternura y suavidad con que lo hacían. -Yo también…-Le miro fijamente, con una ternura que solo el podía demostrar- Te amo…- Dicho esto y dejando a un sorprendido moreno, el peligris cayó dormido producto del cansancio. Mientras Toya no podía tragarse todo eso, pensaba que su mente le estaba jugando una mala pasada y esas palabras no habían sido mas que una alucinación, mas sabía que no era así y de su rostro afloro una sonrisa sincera y complacida. -Descansa…- No pudo mas que decir, dejándose caer a un lado del menor, cubriéndole con las mantas y siendo presa por igual del sueño. -------------------------------------------------ºOº--------------------------------------------------------- Abrió los ojos tratando de enfocar bien, viendo como todo su cuarto estaba oscuro, se sentó con cuidado al ver que mantenía abrazado al frágil y cálido cuerpo de su amigo entre sus brazos. Toya había sido el primero en despertar, revolviéndose los cabello y volteando a ver la hora. 20:30 ¿Cuánto habían dormido? Se toco la cabeza, apartando las mantas y levantándose para buscar algo que ponerse, cogiendo solo el pantalón de pijama que encontró primero. Se regresó a ver cuando Yukito se volteaba hacia el otro lado y se destapaba un poco. Sonrió, la sola idea de volver a tomarlo cruzó por su mente, pero no. Lo dejaría para después y controlaría su instinto reprimido por mucho tiempo Le cubrió mejor con las mantas apartándose y encaminándose a la puerta para ir por algo de comer, como también algo para el menor que suponía que tendría hambre. Bajó las escaleras hasta la cocina y abrió el refrigerador en busca de algo ligero cuando escucho pequeños murmullos provenientes de la sala. -¿Hum? ¿Hay alguien en casa?- Susurró acercándose a la sala y viendo apenas las coronillas de dos personas sentadas en el sofá, removiéndose inquietas y tratando de mantenerse en silencio, cosa poco convincente con todo el ruido que tenían. -¿Qué hacen ahí? – -¡¡Ahh!!-Tomoyo y Sakura gritaron a la par al verse descubiertas, saltando del sofá y ocultando tras ellas una cámara- He…Hermano! ¡No nos asustes así! – -¿Ustedes no iban a un día de campo? –Alzó una ceja confundido, sin entender que ocultaban y mas confundido aun al ver como ambas se sonrojaban hasta las orejas mirándose de forma alterna. -¿Sakura? - Si… Es que… Es que recordamos… u… un trabajo que debíamos hacer- Bajo la vista removiendo los dedos. -Si –Rió nerviosamente su amiga, jalando de un brazo a la castaña- Pero ya nos vamos… Le pedía a Sakura que trajera sus apuntes y ahora vamos a mi casa- Empujaba a la chica para que avanzara a la salida mientras no paraban de sonreír nerviosamente. El mayor no entendía que pasaba, pero no deseaba entrometerse en las tonterías de unas chicas tan problemáticas -Como digan- Se regreso a la cocina tomando una bandeja con comida y subiendo de egreso al cuarto, ya restándole importancia a lo que ocultaban las menores. Ya después le sacaría todo a su hermana. Lo que no sabia el moreno era lo que estas dos pequeñas niñas ocultaban y miraban sonrojadas en una cámara, ya fuera de la casa. -Casi… Casi nos descubren…-Murmuro Sakura, mientras miraba a su amiga que sonreia mirando su obra maestra filmada con su mas preciado objeto. -No te preocupes… Solo debemos inventar una excusa por si tu hermano pregunta que ocultábamos…-Le sonrió caminando directo a su casa. -Si, tienes razón…-Volteando a ver por ultima vez su casa y se sonrojo, bajando la vista y corriendo tras su amiga. En la cámara de Tomoyo se ocultaba un gran secreto que jamás dirían, pero que amabas les gustó. Toya y Yuki, durmiendo juntos después de su larga sesión de sexo… Que ambas chicas habían escuchado… Mas Toya y Yukito, jamás sabrán, que en verdad jamás estuvieron Solos En Casa…
FIN.
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